Virginia Blanes
El miedo es la energía opuesta al Amor. Nos aliena y nos aleja de nosotros mismos, de nuestro presente y de nuestros auténticos potenciales. El miedo, si elegimos darle espacio e importancia en nuestra mente y en nuestra vida, nos domina, nos limita, nos impide el avance y el éxito que tenemos derecho a experimentar. Mientras vibramos en su energía, navegamos entre el pasado y el futuro, creando y reiterando las peores circunstancias posibles, pasando por alto el presente con los regalos que trae, e incapacitándonos para crear mejores siembras. Hay que aprender a mirarlo de frente, hay que descubrir lo que esconde y hay que atreverse a elegir su opción opuesta: el Amor.
Durante algunos años busqué mi proyección profesional en el mundo de los negocios. Licenciada en Publicidad y empresaria en diferentes áreas del entorno de la música, reconocí que ese no era mi camino y decidí dedicarme por completo al estudio del ser humano y de las realidades no visibles. Llevo desde 1995 canalizando e impartiendo talleres orientados al crecimiento interior, a la restauración de los valores fundamentales, al conocimiento profundo de cada uno y al desarrollo de la felicidad y de las potencialidades del ser.
El miedo es la mayor prisión que existe. El miedo es el opuesto del Amor.
Nada da más terror que saberte extraviado y cimentando lo incorrecto. Y nada resta más valor, que haber perdido tu fe y tu Amor por ti mismo.
El miedo argumenta sin conocer la realidad, el valiente la descubre.
Sólo tienen miedo a la soledad aquellos que no quieren descubrirse.
En el miedo nunca hay calma, en la calma nunca hay miedo.
Sobre el Amor:
El Amor está en todo. Es de pobres buscarlo sólo en una persona; es de necios buscarlo siempre fuera.
Amar no es dar y recibir, es ser y permitir ser.
Cuando al hacer esperamos, no estamos amando, cuando al ser esperamos, no estamos siendo realmente.
La necesidad de Amar y sentirse amado es sólo un reflejo de la búsqueda eterna que nos lleva al reencuentro con nosotros mismos.
Cuando estás lleno de ti no quedan huecos por los que lamentarse.
El camino de mi corazón no es convertirme en alguien especial, si no recordar quién soy y atreverme a ser.
Te sentirás decepcionado mientras no aceptes que todo lo que necesitas, amas y detestas está en ti y que fuera no vas a encontrar más que reflejos tuyos.
Si cierras tu corazón para evitar llorar, olvidarás reír, olvidarás Amar.
No te hagas a ti mismo lo que no te gusta que te hagan los demás.
Si no le doy al otro el permiso de ser, como me voy a dar el permiso de recibir.
SER implica no convertirte en lo que los demás esperan de ti.
La soledad es necesaria para lograr volver a mí.
Lo que no suma, resta
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